Calle Domingo Méndez, hoy bulevar Socorro Meza. Nótese que la Plaza Bolívar tenía cerca y la iglesia también |
Calle Juan de Dios Meleán con avenida Libertador
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Recorrer las escuetas calles y callejones del casco histórico de Cabudare, es quizá para muchos, remontarse a épocas añejas, cuando los arreos de mulas descansaban en estos caminos para emprender viaje a los llanos centrales.
Pedro López y Julio
Álvarez, cronistas cabudareños, atestiguan en apasionantes testimonios, que
cada cuadra, callejón y esquina “habla de hazañas, de hechos, de personajes, de
eventos sobresalientes que bien valen la pena evocar”.
Conversar con estos
cronistas, es abrir un antiguo manuscrito inédito sobre Cabudare, sus sendas y sus
personajes.
La remota delimitación
Apelando nada más al
baúl de los recuerdos, muy lúcidos y con claridad, los citados cronistas refieren que la
primera nomenclatura cabudareña, de las calles transversales de este a oeste, obedeció
a honrar a los próceres de la Independencia nacional, por Decreto del Concejo
Municipal, del 29 de julio de 1935.
Otro Decreto habla de
evocar a los héroes civiles, el cual fue rubricado por el concejal José Rafael
Palacios, quien fungía como su presidente, el 16 de septiembre de 1941.
La última
nomenclatura asignada según Acuerdo del Concejo Municipal de fecha 5 de junio
de 1958, refiere a personas nacidas en Cabudare, la mayoría con participación
en la contienda Federal.
Nomenclatura cabudareña
Monumento La Cruz Salvadora edificado en 1856 |
Según estudio inédito
del cronista oficial de Palavecino, Taylor Rodríguez, sobre la comunidad de
Agua Viva, apunta que “Por exigencias de instancias oficiales estadales y
nacionales, las autoridades municipales del Distrito Palavicini, representados
por el presidente del Concejo José Rafael Palacios y el jefe civil, Luis Piñero
Pereira, remiten un singular ‘Censo Urbano’ correspondiente a identificación de
las calles (de este a oeste) y (de norte a sur)”.
Además registran
nombres oficiales, distancias en kilómetros a Cabudare de cada caserío,
únicamente el municipio capital (actual parroquia Cabudare) y sus respectivos
sitios, manzanas y número de casas de familia, no así los inmuebles para uso
comercial.
Sobre la nomenclatura urbana de Cabudare, para el 17 de marzo de 1941, sobresalen los nombres de los héroes nacionales, mientras que asociados a la Guerra Federal, la identificación de las calles: Federación, Falcón y Patiño. Como relicto de la Colonia la denominación de Calle Real.
Sobre la nomenclatura urbana de Cabudare, para el 17 de marzo de 1941, sobresalen los nombres de los héroes nacionales, mientras que asociados a la Guerra Federal, la identificación de las calles: Federación, Falcón y Patiño. Como relicto de la Colonia la denominación de Calle Real.
Una calle para la capilla
Capilla Santa Bárbara, edificada en 1797
por el alférez real Juan José Alvarado de la Parra
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La denominación de
Santa Bárbara identificó originalmente una especie de senda con destino a la
Hacienda Santa Bárbara, en donde existió a partir de 1797, un oratorio privado
(capilla) denominado Santa Bárbara, edificado por el alférez real de
Barquisimeto, Juan José Alvarado de la Parra.
Atención: La capilla-oratorio Santa Bárbara fungió hasta 1835 como iglesia matriz de Cabudare.
Según cronistas y
costumbristas, este camino, senda y después calle, es la más antigua del sitio
de Cabudare, y que también fue conocida como calle de la Chancleta por ser habitada
por vecinos de bajos recursos conocidos como ‘Chancletuos’.
Era de piedras
Antiguos vecinos de
Cabudare, resaltan que la Calle Real o de San Juan Bautista, en el transcurso
del siglo XIX y en décadas iniciales del XX, “estuvo cubierta de piedra (total
o parcial) no por ser la más importante, sino por ser utilizada para el paso de
ganado vivo o a pie, por ser Cabudare, paso de camino hacia los llanos en la
red vial del occidente”.
De acuerdo a apuntes
del historiador Domingo Alberto Rangel, las calles con esta característica
física, tenían por objetivo preservar las condiciones materiales de la piel del
ganado mayor, dado su valor favorable al propietario o comerciante. “Así se
evitaba que al sudarse el casco se cayera el animal”.
Luis Alberto Perozo Padua
En Twitter @LuisPerozoPadua
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