Aline y Carmen el día de su boda, en 1963 |
Aline Antonio Araña supo que su vida estaría destinada a plasmar gráficamente todos los gratos recuerdos que vivió en el transcurso de su juventud, cuando tomó un lienzo y trazó las primeras líneas. Desde entonces ha dedicado su vida a la pintura y a conservar y restablecer las huellas del tiempo de numerosas obras. Hoy sus creaciones, brillantes obras de arte, son orgullo nacional.
Llegó
a Cabudare en 1937, a los tres años de edad, en brazos de Josefa Rafaela Araña,
su progenitora, provenientes de la ciudad de Caracas. La señora Ninfa de
Carrasco se encargó de enseñarle el abecedario en una escuelita mixta, muy
pequeña, de dos grados solamente, que estaba ubicada en la calle Libertador.
En
la escuela Ezequiel Bujanda continuó su aprendizaje con el bachiller Emigdio
José Ramos, destacado maestro cabudareño. De allí pasó al liceo Lisandro
Alvarado de Barquisimeto.
El pulpero que se hizo pintor
El artista muestra su
obra más querida:
Fachada de la hacienda Santa Rita
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Aline
trabajó en la pulpería más grande que tenía Cabudare. Su propietario fue el
señor Augusto Casamayor, que era su padrino de bautizo. Allí transcurrió su niñez y
parte de su juventud, aprendiendo todo lo relacionado con el almacén.
Más
tarde regresó a Caracas a estudiar topografía y ejerció esta labor por más de
veinte años. Como topógrafo recorrió gran parte del territorio nacional,
experimentando, con los paisajes que iba conociendo, sentimientos que quería
plasmar y relatar.
Su
vocación surgió muy paulatinamente y quizá estuvo marcada por la influencia del
célebre maestro Héctor Rojas Meza, con quien Aline compartió amenos espacios en
el pueblo que lo vio crecer.
Su
obra inicial y la más apreciada para él, es la Fachada de la hacienda Santa Rita, situada en el sitio conocido
como Tarabana, la pintura está fechada el 30 de diciembre de 1971. “Siempre
quise plasmar lo que veía, o los lugares que causaban en mí, profunda conmoción
por su belleza natural”. Aline recuerda que visitaba constantemente esta
hacienda cuando era niño, atravesando sus cañaverales para ir a bañarse al río
de la Montaña.
Otra
de sus pinturas predilectas, y que también conserva en su casa, es la titulada Prolongación de la calle 23, donde al
fondo se puede observar la iglesia San Francisco de Barquisimeto, y está
fechada, el 1° de abril de 1976. Este lienzo obtuvo el primer lugar en un
concurso de pintura novel, en el estado Yaracuy.
Fue
así, como en 1981, con una beca otorgada por los Concejos Municipales de
Iribarren y Palavecino, decidió irse a Madrid, a estudiar Arte de Conservación y
Restauración. Desde esas tierras lejanas, en medio de bellas y reconocidas
esculturas, entre el barroco y el renacimiento, Aline terminó de enamorarse de ese
mundo mítico que representa la plástica.
“Pintar
es un arte que nace del alma y se plasma en el lienzo. Recuerdo que mi primer
premio fue el Carmelo Fernández, pintor éste de vieja data histórica. Ese
galardón me llenó de gran complacencia e inspiración”.
La
Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado, también fue escenario de su
formación. Aline como discípulo del reconocido artista plástico Jorge Arteaga,
en los talleres libres de pintura, destacó por su agilidad con el pincel y por la
creatividad en las técnicas que empleaba. Asistía al curso todos los sábados, y
los domingos hacía las prácticas de campo.
Aline Araña siempre ligado a la patrona de los larenses |
Borrar los rigores del tiempo
A
Aline lo satisface haber restaurado la imagen de la excelsa patrona de los
larenses, la Divina Pastora. Su ardua y delicada misión, por más de ocho meses,
consistió en reparar todas las fisuras de la virgen, en sus articulaciones. Así
como el antiguo cetro de la imagen. Aline remplazó todas las maderas en
avanzado deterioro por más de un siglo de procesiones, las cubrió metódicamente
con un protector especial, devolviendo a la efigie su cetro completamente
arreglado.
En
1990, la Municipalidad de Iribarren, le encargó a Aline la tarea de restaurar
el cuadro de la Virgen de Guadalupe, una obra de dos metros de altura, de
origen mejicano, con más de doscientos cincuenta años de antigüedad. “Recuerdo
que no fue fácil su rehabilitación, pero al final del camino, la virgen quedo
tal cual era”.
La
obra presentaba un gran deterioro, tenía un hueco alrededor del rostro, mucha
oxidación, craqueladura y desprendimiento de la capa pictórica y una cantidad
de hongos muy visibles. Este cuadro, patrimonio del estado Lara, reposa en la
iglesia de Bobare, cuya virgen es la patrona de la población. Hoy la Guadalupe conserva
su original candidez y su figura luce esplendida como en sus primeros años.
Las
manos prodigiosas de Aline también favorecieron la maltratada pintura española
del fundador de Acarigua, Francisco de La Hoz y Berríos.
Aline junto a su inseparable Carmen en Europa |
Desde
el museo de Barquisimeto, Aline Araña propuso el funcionamiento de talleres de
conservación y restauración, para rescatar piezas y obras de indiscutible valor,
como las que integran la pinacoteca del Estado, y que se encontraban en
avanzado estado de abandono.
El primer salón de pintura
Su
carrera de pintor le llevó a concursar en muchas entidades y algunos países,
pero su ambición más anhelada, es entregar todo sus conocimientos y enseñanzas de
la plástica, para descubrir el artista que existe en cada ser humano y así formar
los “Pablo Ruiz Picasso” del mañana.
Esta
realidad se concretó en el Primer Salón
de Pintura Novel Aline Araña, único en su género en la región, inaugurado
en 1997, auspiciado por la Alcaldía del municipio Palavecino. Participaron sesenta
y dos jóvenes entre diez y dieciocho años. Se entregaron, en el primer evento,
más de dos millones de bolívares en premiaciones.
Lamentablemente
el salón tuvo sólo tres ediciones, eclipsándose con la llegada de las nuevas
autoridades municipales y disipando los sueños del pintor, de fomentar la
cultura y de preparar a los futuros sucesores de Requena. En la actualidad,
este salón de pintura existe sólo en el
recuerdo.
Aline Araña, orgullo de Cabudare |
Las
obras de Aline se exhibieron en incontables salones de pintura y algunas fueron
más allá de nuestras fronteras. Auque aún pinta, a pesar de sus setenta y un
años de edad y de su deteriorada salud, provocada por los solventes y el óleo
utilizado, ya no lo hace con el esmero de tiempos pasados.
Hoy
por hoy tiene algunas obras por concluir, pero la más importante para él, es continuar
cultivando el mayor tesoro de su existencia: la hermosa familia que ha erigido junto
a Carmen Barrios, su esposa y madre de sus tres hijas.
Aline
Araña agradece siempre al Todopoderoso, por regalarle esa pasión por el arte y
una vida entera en medio de alegrías y tristezas, aciertos y desaciertos,
éxitos y derrotas, y por la inmensa fortuna de poder transmitir sus experiencias
y conocimientos.
Hicieron preso a
San Juan
por milagroso y embustero
En Cabudare, en época de Semana Santa, se colocaban las imágenes de los santos que tomaban parte en las procesiones, en las naves laterales de la iglesia matriz. Allí concurría una joven apodada la Cocorito, que padecía de retardo mental. Ella se arrodillaba frente a la imagen de San Juan Bautista, un santo rubio, de elegante y particular postura, portando la sagrada Biblia en el cual concentra su mirada, y recitaba su fervorosa petición: “San Juan repárame un novio, por favor”. Los niños Aline Araña y Francisco Santelíz observaron a la joven y resolvieron una travesura. Al día siguiente, antes de hacer presencia la fiel creyente, Aline desvistió a San Juan y se colocó el atuendo del santo, por ser de su misma estatura, tomó la Biblia, se subió al nicho y asumió la misma postura de la imagen. Al llegar la joven se arrodilló como de costumbre, y pidió: “San Juan repárame un novio, por favor” fue entonces cuando Aline le contestó: “Cocorito muy pronto tendrás el novio que me pides”. La joven sobresaltada salió corriendo del templo gritando “¡Auxilio... auxilio, San Juan me habló, San Juan me habló, vengan a escucharlo!” Las personas que estaban en los alrededores miraban atónitos y entraron a la iglesia a advertir lo que sucedía. Aline trató de bajarse del nicho, pero la bata se le enredó en un clavo y lo sorprendió la multitud. Entre los que acudieron estaba el jefe de la policía quien lo tomó por el brazo y lo sacó del recinto. La gente comentaba en el pueblo “Hicieron preso a San Jun por milagroso y embustero”.
Luis Alberto Perozo Padua
En Twitter @LuisPerozoPadua